Las prácticas de extensión rural constituyen uno de los elementos medulares de distintos programas y proyectos de desarrollo rural orientados a pequeños productores agropecuarios. Pese a la importancia de estas iniciativas y a la clara influencia de la dimensión psicosocial en su decurso, llama la atención que la psicología haya realizado escasas contribuciones a esta área temática.
En esta publicación, el IICA recopila las principales características de los servicios de extensión rural de nueve países latinoamericanos, presentadas en la cita efectuada en México, así como un repaso por dos redes regionales de investigación en esta área. Con este documento, el Instituto confía en aportar a sus Estados Miembros una herramienta valiosa para fortalecer el trabajo realizado por sus propias instituciones y extensionistas.
El presente manual está dividido en tres capítulos, cada uno de los cuales aborda diferentes aspectos del cambio climático. En el Capítulo I se presenta brevemente un marco conceptual donde se explica en forma sencilla los principales conceptos teóricos vinculados con la temática de la adaptación al cambio climático. Todos los ejemplos y testimonios que se presentan en este y en los demás capítulos han sido recogidos en los talleres con equipos técnicos y agricultores familiares desarrollados en los países participantes del proyecto.
Hoy en día, los saberes locales y las prácticas ancestrales de producción agropecuaria, cobran una singular relevancia; por cu además de permitir la vida de los pueblos originarios y poblaciones rurales tradicionales, han demostrado ser claves para pre ambiente y los recursos naturales; la biodiversidad y los hábitats de especies terrestres y acuáticas, en equilibrio con el entorno. En Paraguay, existe un pleno consenso en que estos saberes tienen su origen y difusión en los conocimientos adquiridos de generación en generación, basados en la cultura de los pueblos guaraníes.
El presente documento es un conjunto de estudios realizados en 2015 en ocho países y es complementario al ya publicado en 2014 y reeditado/actualizado por el IICA en 2016 con el título “Políticas públicas y Agriculturas familiares en América Latina y el Caribe: balance, desafíos y perspectivas” coordinado por Eric Sabourin, Mario Samper y Octavio Sotomayor, considerando que el 2014 fue declarado Año Internacional de la Agricultura Familiar.
Este documento trata de escuelas de campo y de cómo ayudan al desarrollo des capacidades.
Este programa está basado en una lógica de intervención productiva, que orienta y privilegia sus acciones y esfuerzos a la creación y fortalecimiento de cadenas de valor específicas. Durante su ejecución, el programa contribuirá a aumentar el nivel de competitividad de cada uno de los productos definidos y priorizados por las estrategias nacionales de desarrollo del Gobierno de El Salvador.
Del 1 al 4 de noviembre del 2016, expertos de varios países del hemisferio analizaron el papel de las mujeres rurales en el desarrollo y la sostenibilidad de la agricultura familiar, las políticas públicas diferenciadas para la agricultura familiar, el desarrollo rural en Centroamérica y la situación de la juventud rural en la región.
Les Champs-Ecoles des Producteurs (CEP) sont une approche d’apprentissage participatif utilisée dans de nombreux différents contextes à travers le monde. Un CEP rassemble un groupe d'agriculteurs, d'éleveurs ou de pêcheurs, dans le but d’apprendre à s'orienter vers des pratiques de production plus durables. C’est un espace d’apprentissage collectif et concret, qui permet aux populations locales d'améliorer leurs compétences en matière d'analyse critique et de prise de décisions.
Pour parvenir à la sécurité alimentaire et réduire la pauvreté, les emplois décents sont essentiels. Souvent, dans les communautés rurales pauvres du monde entier, les hommes et les femmes sont entièrement tributaires de leur travail, qui est leur seule source de revenu, mais les emplois sont très précaires, peu rémunérés et les conditions de travail, parfois dangereuses. Plus de 85 pour cent des jeunes, soit environ 24 pour cent des travailleurs pauvres, vivent dans des pays en développement.