Suelos vivos y sanos para la adaptación al cambio climático



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Tipo: 
Práctica agrícola
Autor (es): 
Moreira D.
Castro C.
Descripción: 

Agrícola La Danta es una finca que destina el 42 % de su superficie a la producción de piña orgánica desde 2007; el resto de la propiedad se encuentra en áreas de conservación de bosque. En esta finca el cultivo de piña orgánica se ha realizado en suelos con baja fertilidad natural, por lo que se ha precisado de un manejo integrado de la nutrición de la planta, con el fin de cumplir con los estrictos estándares del mercado de exportación. Casi la mitad del territorio de América Latina y el Caribe lo conforman suelos pobres en nutrientes. Existen grandes áreas de suelos amarillos o rojizos en los trópicos húmedos, muy ácidos, caracterizados por el lavado del sílice y las altas concentraciones de óxidos de hierro y aluminio, mientras los suelos fértiles de manera natural suponen únicamente cerca del 10 % de la superficie de esa región (Gardi et al. 2014). Los suelos ácidos se refieren a aquellos que contienen un pH de valor inferior a 5,5 durante la mayor parte del año. Están asociados con diversas toxicidades (aluminio, hierro) y deficiencias (molibdeno) y otras condiciones restringentes para las plantas (FAO s. f.). De acuerdo con el IPCC (2014), la agricultura, la ganadería, la silvicultura y los cambios en el uso del suelo contribuyen con el 24 % de las emisiones globales de gases de efecto de invernadero (GEI) y a la degradación de suelos. Cuando se gestionan de manera sostenible, los suelos pueden jugar un papel importante en la mitigación del cambio climático a través del almacenamiento de carbono y la reducción de las emisiones de GEI a la atmósfera (FAO 2015). Además de mitigar, un adecuado manejo del suelo y del carbono almacenado en él aporta múltiples beneficios. Se generan suelos fértiles que son ricos en materia orgánica (carbono), mantienen las superficies del suelo con vegetación, requieren menos insumos químicos, promueven la rotación de cultivos y la biodiversidad, son menos susceptibles a la erosión y la desertificación y mantienen servicios ecosistémicos vitales como los ciclos hidrológicos y de nutrientes, que son esenciales para mantener y aumentar la producción alimentaria. En este contexto Agrícola La Danta, dirigida por el Ing. Freddy Gamboa, pretende manejar los suelos ácidos de la finca, con la meta de construir un suelo más fértil y climáticamente inteligente, que les permita adaptarse al cambio climático y, de esa manera, garantizar la sostenibilidad del complejo cultivo de piña orgánica para exportación.

Año de publicación: 
2016